Enchúlame la ciudad (articulo extraido de "taller101.cl")

Por: Alvaro Castro

Enchular es una palabra que se ha hecho popular desde la aparición del programa televisivo “Enchúlame la Maquina“. En este, un negro músico de hip-hop toma los peores automóviles que puede encontrar, los repara y personaliza: Los enchula. Lo divertido es que el concepto de un auto enchulado incluye superficies cromadas, asientos forrados en piel de leopardo y pantallas de plasma en cada rincón en el que sea físicamente posible colocar una. El resultado es una grotesca maquina brillante, con superficies reflectantes, colores fosforescentes y una gran cantidad de artefactos inútiles y muy caros.

Con esto en mente, es posible reconocer una tendencia casi enfermiza de aplicar este modelo a cualquier campo que lo permita. Sistemas operativos han sido enchulados, partiendo con Mac OS X y seguido por Windows Vista. Páginas web han desplegado una ya patológica preferencia por gradientes y efectos de brillo. Maquetas enteras (a modo de parodia) han sido cubiertas de stickers. Entre otros ejemplos ¿No esta sucediendo lo mismo con nuestras ciudades?

Una ciudad brillante

En Santiago, en la comuna de providencia esta siendo construido desde el año 2006 uno de los proyectos más rebatidos por arquitectos y urbanistas. Costanera Center es un proyecto de 4 edificios en 5,5 hectáreas, 2 torres de 170 metros destinadas a oficinas, una torre de 105 metros que funcionará como hotel y una ultima estructura de 300 metros de altura en la que se establecerá un centro comercial, llamada “Gran Torre Costanera” cuenta con 62 pisos. Destacan los cristales especiales y el aluminio del conjunto que supone una inversión superior a los 400 millones de dolares.

A solo una cuadra de Costanera Center esta siendo construido el edificio Titanium La portada, obra que también se inicio el año 2006 y espera estar terminada el año 2008, llegando a los 52 pisos y 192 metros de altura. La obra contó con una inversión de 120 millones de dolares y su fachada esta construida de vidrio y aluminio.

Siguiendo por avenida providencia, llegando a Plaza Italia, aparece el figurativo Edificio corporativo CTC Santiago Chile que es, literalmente, un celular enorme. Caminando hacia el corazón de Santiago son muy notorias las grandes pantallas que muestran publicidad colgadas en los edificios. Y a solo unos pasos de distancia, intervenciones en Plaza de Armas con fachada de cristal.

Estos ejemplos son solo una pequeña parte de la enorme cantidad de obras e intervenciones pensadas de la misma manera dentro de la ciudad, siendo Santiago como un caso particular entre muchos otros nacionales e internacionales.

Papi Chulo

En las palabras de los mismos arquitectos, estas obras son así, ya que (refiriéndose a Costanera Center y según el diario El Mercurio) “debe ser un emblema de vanguardia y modernidad“. A pesar que la modernidad, e incluso la post-modernidad, pasaron hace ya décadas, construir alto y brillante son bajo el criterio actual, símbolos de vanguardia y modernidad.

Pensemos en un momento en personajes como “Don Juan“, “Snoop Dog“, “Xzibit” o alguno de los variados cantantes de reggaeton que aparecen con frecuencia en la televisión. Cuando cuentan con dinero, es normal que las primeras compras sean cadenas de oro, anillos muy brillantes y automóviles de lujo ¿Acaso uno piensa que ese estilo particular es genial, vanguardista y moderno? Me respondo: No, es chulo.

El sistema económico en el que no encontramos insertos, junto con una fascinación excesiva por las superficies pulidas y brillantes han generado esta situación. Queremos aparentar que somos modernos y, al igual que Don Juan con un gran fajo de billetes, nos llenamos de adornos superficiales, grandes ornamentos urbanos.

En el mundo contemporáneo se ha demostrado con muchos ejemplos que ser vanguardista no es llenarse de anillos y collares multicolores. Los grandes edificios de cristal de Mies van der Rohe no eran símbolo de modernidad o vanguardia por ser brillantes, lo eran por ser creativos e innovadores ante las respuestas mecánicas de sus contemporáneos. Es esto lo que actualmente los arquitectos han ignorado por completo.

Solo decir nombres tan “creativos” como Costanera Center o Titanium La Portada, uno recuerda los cada vez más comunes (acá en Chile) nombres como “Rocky Pool” o “Jhonnathan Rivera“. Con solo ver las obras en construcción, se recuerdan los cada vez más habituales Xzibit mediáticos. Y con solo escuchar a los arquitectos, los cada vez más cotidianos Papi Chulos.

La técnica moderna

Mirando a nuestro alrededor, viendo los noticieros, leyendo diarios y revistas de actualidad, se puede percibir un deseo generalizado por construir a semejanza (o inspirado por) el estilo preponderante y considerado de buen gusto. Pero solo impulsados por afán por ganar más y sacar mayor provecho ¿Significa que se esta haciendo lo correcto? Torres enormes despreocupadas de su contexto, centros comerciales transformando barrios por completo, edificios totalmente figurativos y un anhelo de vender un producto con una capa de barniz superficial.

A pesar de este panorama relativamente negativo, no todo es eye candy en la cuidad o en la mente de las personas. Cito a Heidegger (que a su vez cita a Hölderlin): “Pero donde hay peligro crece también lo salvador“. Una luz de creatividad, de buena creatividad, esta en todos nosotros. Espero que, tarde o temprano, seamos salvados de que nos enchulen la ciudad.

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y nosotros.....como andamos por casa??

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